¿Puede el porno ser responsable?
- Dayana Ortiz Gómez
- 4 ene 2020
- 8 Min. de lectura
Actualizado: 27 ene 2020
Vamos conduciendo por la carretera de baches que es la historia de la plataforma que cambió la forma en la que vemos sexo
En esta plataforma hay tantos millones de vídeos (los números demuestran que necesitarías varias vidas para verlos todos), tantas variedades, localizaciones, piruetas, morfologías, etnias, géneros, orientaciones y fetiches que no solo está listo para satisfacer las perversiones más particulares de cualquiera, sino para ayudar a descubrir algunas nuevas.
Buscando información para esta entrada me di cuenta de que busques lo que busques de Pornhub en Google su ventajoso posicionamiento y su gran oferta siempre sale porno. Por ejemplo: si buscamos información sobre las oficinas o los trabajadores de Pornhub, Google nos propondrá el vídeo "Mi asistenta quiere un aumento" o "Secretaria gamberra seduce al jefe". Y si buscamos “historia de Pornhub” no nos aparecerá un artículo que nos ayude a dibujar la trayectoria de la plataforma sino vídeos porno como “Las eróticas aventuras de Marco Polo” o “Mamada en el museo creacionista”. Horrible, catastrófico para nuestro antivirus y ojos.
Pero para conocer los orígenes de la plataforma hay que hablar, primero, de YouTube .Un joven llamado Jawed Karim buscaba desesperadamente en Internet el vídeo en el que a Janet Jackson se le ve parcialmente un pecho durante la Super Bowl de 2004. No lo encontró por ningún lado. Pensó: “¿Por qué no existe ninguna web donde la gente pueda subir vídeos y los demás podamos verlos?”. El resto es historia. Pornhub nace dos años después, fundado por un desarrollador web llamado Matt Keezer y como parte de una compañía más grande llamada InterHub. El dominio "Pornhub" costó solamente 2.500 euros. Su historia cambió con la llegada de Fabian Thylmann en 2010. Hasta ese momento Pornhub era una plataforma donde existía, básicamente, material pirata: los propios usuarios subían escenas pornográficas que tenían en sus discos duros, habitualmente ilegales porque tenían copyright. Thylmann lo enfocó con una mentalidad de empresario, compró Pornhub y otras plataformas competencia (como YouPorn o RedTube). En una industria acostumbrada a que sus mandamases fuesen hombres interesados en el porno regidos por sus instintos más básicos, Thylmann triunfó porque el porno le interesaba más bien poco: él sabía de números, préstamos, publicidad y tecnología. El hombre que regaló al mundo la posibilidad de ver cualquier tipo de porno, en cualquier momento, en cualquier lugar y a cambio de nada no estaba pensando en sexo, sino en dinero.
Thylmann vendió la compañía en 2013 por 66 millones de euros mientras era investigado por evasión de impuestos y hoy ya no forma parte de ella. En 2015 pagó una multa de cuatro millones y medio de euros y se retiraron los cargos en su contra. Hoy, casado y con dos hijos, se presenta en su cuenta de Twitter como "padre e inversor".
¿Pero cómo se hizo rico Thylmann por un servicio gratuito?
La historia es paralela a la de cualquier contenido multimedia en Internet. En una primera etapa ofrecía un material que ni era suyo, pero él afirmaba que solo ponía su tecnología a disposición de los usuarios y no podía controlar la disponibilidad legal de lo que se subía. Por otra parte, las productoras porno dueñas de los derechos se cansaron pronto de ser derrotadas. Era como las "Marcas Negras" del porno.
En una segunda etapa, al igual que pasó con la música y Spotify o con el cine y las plataformas de streaming, la industria del porno supo que si no podía con su enemigo tenía que unirse a él. Hoy Pornhub funciona con la colaboración de cientos de productoras que lo nutren de material, comparten las ganancias por publicidad y redirigen a los usuarios a sus propias webs. Transformándose dejando de ser de esta forma una "Marca Negra".
Y, por supuesto, en una tercera etapa es el tópico de Internet: si lo que ofreces gratuitamente es bueno, el usuario estará dispuesto a pagar una cuota para verlo con más facilidad y sin anuncios. Por 9,99 euros al mes (lo que cuesta Spotify), por lo que el contenido se multiplica, ofrece más calidad de imagen y hasta la posibilidad de realidad virtual.
¿Qué publicidad hay en Pornhub?
La mayor parte de ella es previsible: condones, alargadores de pene, pastillas para la erección, shows de webcam, videojuegos o más porno. Pero en enero de 2016 el panorama cambió y alguien muy espabilado de Diesel, la firma italiana que tenía en ese momento de director artístico a Nicola Formichetti y que vende perfumes de enorme éxito y vaqueros a partir de 200 euros, pensó que había una oportunidad en una plataforma que recibía por aquel entonces 60 millones de visitas cada mes (hoy son muchas más). Fue la primera marca reconocida mundialmente que se anunció en Pornhub y provocó una lluvia de titulares.
“Todos nos metemos en Pornhub”, afirmó Formichetti. “Así que antes de empezar a masturbarte tal vez puedes detenerte un momento y echar un vistazo a nuestros nuevos pantalones y zapatos”.
Tres meses después, el fundador de la marca Renzo Rosso contó que habían visto un incremento de un 31%, aunque no especificó si era en el tráfico de la web de Diesel o en ventas. Incluso aunque fuese solo en lo primero, es un dato espectacular.
Posteriormente, la marca de productos para belleza masculina Dollar Shave Club (que pertenece al gigante Unilever) comenzó a anunciarse también en Pornhub. Matt Knapp, director creativo de la marca, explicó a un medio económico australiano: "La campaña en Pornhub no fue cara y, sorprendentemente, las impresiones y la exposición que conseguimos fue impresionante".
En 2018 Pornhub tuvo una media de 92 millones de visitas diarias. Esto ya no es una cueva oscura y secreta. Esto es el porno convertido en algo tan popular y masivo como Twitter (que tuvo ese año 100 millones de visitas diarias, o sea, solo ocho más que Pornhub).
El porno, además, ha perdido en gran medida su sombra de basurero social: hay actores porno que publican novelas y dan sesudas entrevistas (Logan Pierce), hay actrices porno que ruedan cine convencional, publican ensayos y son reconocidas activistas feministas (Sasha Grey) y no olvidemos que la mayor estrella multimedia de la actualidad, Kim Kardashian, que ganó fama cuando se filtró un vídeo porno suyo y se convirtió en la más vista de la historia. Pocos años después, Time la nombraría una de las mujeres más influyentes del mundo y Vogue le daría varias portadas.
Precisamente el marido de Kim Kardashian, Kanye West, ayudó en septiembre de 2018 a trabajar este camino hacia la popularización masiva de Pornhub al no solamente actuar en su primera gala de premios, sino ejercer de director creativo. West diseñó los galardones (dildos gigantes), estrenó un videoclip producido por Spike Jonze y pidió al artista Richard Kern que crease los visuales para las pantallas gigantes que rodeaban el evento, emitido en streaming a través de la propia plataforma de vídeo. Mientras tanto, se iban entregando los premios: mejor mamada, mejor fetichista, mejor actor superdotado. En 2019 fue Bad Bunny, estrella de la música actual e icono millennial.
DESARROLLO SOSTENIBLE
Pero si eres el gigante que es PornHub y con la reputación que tiene es inevitable que intentes compensar ante los ojos de los grupos de interés tu compromiso por el mundo. Y eso les ha llevado a comenzar iniciativas como plantar un árbol por cada 100 vídeos vistos y ha rodado una escena porno llamada "El porno más sucio jamás visto" que tiene lugar en una playa llena de residuos y donde por cada visionado, la plataforma hace una donación a la organización Ocean Polymers. Acumuló, en menos de un mes, más de cinco millones de visionados.
Por otra parte la productora de porno BangBros ha comprado el portal PornWikileaks, que suele filtrar vídeos e imágenes sexuales de mujeres famosas. Pero no para emplearlos como se esperaba sino para, literalmente, quemar sus discos duros y que el material acumulado no vuelva a ser publicado.
Este tipo de acciones no son tan nuevas como podría parecer: en el caso de Pornhub, por ejemplo, hace años que instauró Pornhub Cares, su propia línea de responsabilidad social corporativa (RSC), en la que ha promovido campañas por el sexo seguro, por la preservación de los pandas o por la escolarización, entre otras cosas.
La unión de porno, medio ambiente y ciberacoso
Hay datos que pueden ayudar, como poco, a explicar este tipo de tendencias. El porno recibe no pocas críticas por mostrar conductas sexuales que, según vienen denunciando muchos colectivos feministas, denigran a las mujeres. En otras palabras, las productoras porno son acusadas de realizar material hecho casi exclusivamente para hombres y en el que el papel de las mujeres es meramente utilitarista.
¿Es cierto esto? Si miramos los datos de algunos portales, las cifras hablan por ellas mismas. En el caso concreto de Pornhub, casi tres cuartas partes de su público son hombres. En España, de hecho, hay un 73% de hombres y un 27% de mujeres.

Teniendo en cuenta estos datos, a menudo se ve este tipo de campañas sociales como una manera de mejorar su imagen o incluso de acercarse al público femenino. Si nos fijamos en uno de los temas centrales de las campañas de Pornhub, el cambio climático, veremos que su público potencial es precisamente el femenino. Según el informe 'Pew Research Center's Spring 2018 Global Attitudes', las mujeres se muestran más preocupadas por el cambio climático que los hombres en la mayoría de países. De hecho, un estudio realizado en marzo de este año en Estados Unidos revelaba que las mujeres (57%) son más proclives que los hombres (51%) a pensar que el cambio climático está producido por la acción humana. Es más, el porcentaje de negacionistas del cambio climático entre hombres (9%) es casi el doble que el de las mujeres (5%).
¿Fomenta el porno el acoso sexual?
Para empezar, en 2010, el estudio 'Aggression and Sexual Behavior in Best-Selling Pornography Videos: A Content Analysis Update' se propuso averiguar si los vídeos de porno más vistos contenían algún tipo de violencia sexual. Para ello, examinó al detalle los 50 vídeos más vendidos, alquilados y consumidos. Su conclusión fue que, de las 304 escenas de sexo analizadas:
El 88% incluía violencia física y el 50%, violencia verbal. En total, cada vídeo sumaba una media de 12 agresiones.
De 304 escenas de sexo analizadas, el 88% incluía violencia física y el 50%, violencia verbal. Cada vídeo sumaba una media de 12 agresiones
Ahora bien, ¿ese tipo de consumo implica que de verdad la gente se comporte como salvajes y aumente de cierta forma la violencia sexual? La Fiscalía General del Estado cree que sí. En el capítulo III de su memoria anual, considera que "el incremento de la violencia entre los jóvenes es muy inquietante, especialmente en los casos de delitos de naturaleza sexual ejercida en grupo. Se trata de un fenómeno que guarda relación con el uso de la pornografía.
En España, hemos experimentado algunos ejemplos que de un modo u otro vinculan las agresiones sexuales y la pornografía. En 2018, xHamster, una de las mayores webs de porno del mundo, reconocía un preocupante ascenso en el número de usuarios que buscaban 'La Manada' entre sus vídeos. Pasó exactamente lo mismo cuando el vídeo sexual de la empleada de Iveco que se suicidó también se coló entre los más buscados de dicho portal.

"Es un lavado de cara"
El problema viene de ir de reivindicativos para mejorar su reputación en temas de los que ellos son los primeros en aprovecharse y fomentar según los datos, especialmente en la lucha contra la violencia sexual. En Pornhub, solo hay que hacer una sencilla búsqueda para encontrar vídeos con palabras clave como 'violación', 'chantaje' o 'acoso'.
Es interesante ver como promueven charlas educativas en institutos mientras después ponen 0 restricciones a que cualquier adolescente se eduque sexualmente a través de sus vídeos. El planteamiento esta claro. Quieren hacer ruido, y mejorar su reputación a pesar de que visitas no le faltan. Y para ello buscan normalizar el porno y mostrarlo como simple ficción. El tema es complicado. Se nota que emplean las tendencias del momento pero aún no tienen muy claro con como proceder porque el entramado que compone al porno es un pozo negro sin fondo. Y obviamente publicitarte en la plataforma da muchísimas visitas, pero también es un conflicto (y no pequeño) con la imagen corporativa y reputación de la que puede que no salgas muy bien parado, porque, se van a trasladar los valores de PornHub a los que tenga tu marca.
Quizás una opción sobre como pueden realmente ayudar a mucha gente, debería ser plantearse desaparecer de una vez o evolucionar de alguna forma.
¿Y vosotros? ¿Os imagináis el marrón de llevar la RSC de Pornhub?

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